Cómo pasa el tiempo. Cada vez más rápido, por cierto. Enero ha sido un mes bastante interesante. He estado de baja una semana con gripe, he leído algún que otro libro y he ido al Guggenheim. Pero voy por partes.
En cuanto a los libros, este mes he leído seis. La verdad es que ayuda lo de las vacaciones de Navidad y al haber estado de baja, aunque ha habido momentos que no podía ni abrir los ojos, también he dedicado un poco de tiempo a la lectura. Por orden, son los siguientes:
El poder del perro de Don Winslow. Simplemente genial.
Complot para matar a un nini de Joaquín Guerrero-Casasola. Me fascina este autor.
La reina sin espejo de Lorenzo Silva. Un autor que no defrauda.
Una casa en Bleturge de Isabel Bono. Pura poesía.
Los hombres de la guadaña de John Connolly. Qué voy a decir yo sobre Connolly.
Los días iguales de cuando fuimos malas de Inma López Silva. Lo he descubierto gracias a la Yincana Criminal y ha sido un magnífico descubrimiento.
Por ahora no he hablado de ninguno de ellos porque leer es mucho más fácil que escribir sobre lo que lees, pero en general puedo decir que todos me han gustado bastante, cada uno en su estilo.
Aunque sobre todo hablo de libros aquí, también voy a contar que he ido al Guggenheim y que aparte de las exposiciones permanentes he visto la colección de Herman y Margrit Rupf, que incluye varios cuadros de Kandinsky, el pintor por el que este blog lleva el título que lleva. Yo creía que ya conocía toda la obra del autor, pero parece que hay obras de la que no sabía nada porque tuve la suerte de descubrir una. Ahora ya está en marcha una exposición sobre el Expresionismo abstracto, así que espero dedicar alguna que otra entrada a ese movimiento y a la exposición del museo (cuando vaya, claro).
Bueno, os dejo con uno de los cuadros que más me gustan de Kandinsky (de antes de que empezase con lo abstracto) para poner un poco de colorido a este mes de febrero que acaba de empezar.